NOVIEMBRE: MES DE MARIA

lunes, 23 de noviembre de 2009

Cuando hablamos de María no podemos dejar de mencionar sus dogmas. Muchos hermanos conocen cada uno de ellos, pero no muchos saben el significado de dogma. Los dogmas son aquellas doctrinas que la Iglesia propone para ser creídas como formalmente reveladas por Dios. Los dogmas pertenecen al depósito de la fe de una manera irreversible. Doctrina es toda verdad enseñada por la Iglesia como necesaria de creer.



La Iglesia nos enseña cuatro dogmas acerca de la Virgen María: 1) la Maternidad Divina, 2) la Inmaculada Concepción, 3) la Perpetua Virginidad y 4) la Asunción al Cielo.


El Dogma de la Maternidad Divina consiste en que la Virgen María es verdadera Madre de Dios por haber engendrado por obra del Espíritu Santo y dado a luz a Jesucristo, no en cuanto a su Naturaleza Divina, sino en cuanto a la Naturaleza humana que había asumido. La Iglesia afirma este dogma desde siempre, y lo definió solemnemente en el Concilio de Éfeso (s V). El Concilio Vaticano II menciona esta verdad con las siguientes palabras: “Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con su súplicas en todos sus peligros y necesidades.”


El Dogma de la Inmaculada Concepción reside en que la Virgen fue preservada inmune de la mancha del pecado original desde el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano. Esta verdad fue proclamada como Dogma de Fe por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854.


El Dogma de la Perpetua Virginidad consiste en que la Madre de Dios conservó plena y perdurablemente su Virginidad. Es decir, fue Virgen antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto. La Iglesia afirma este Dogma desde el Credo compuesto por los Apóstoles.


El Dogma de la Asunción al Cielo radica en que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen, cumplido el curso de su vida terrestre fue subida en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII el 1º de noviembre de 1950.


Además de estos privilegios, Nuestra Señora tiene los siguientes títulos: Madre de los Hombres, Madre de la Iglesia, Abogada Nuestra, Corredentora, Medianera de todas las gracias, Reina y Señora de todo lo creado y todas la alabanzas que contiene el Rosario.