¿Qué es la Eucaristía para mí?

miércoles, 2 de junio de 2010

El próximo domingo 6 de junio estaremos celebrando con toda la Iglesia Católica mundial la Fiesta de Corpus Christi, la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. El siguiente artículo busca que reflexionemos en el sentido de que es la Eucaristía para nosotros, material con el que trabajamos la última reunión.


Para muchos, la Misa no tiene sentido alguno y por lo tanto solo asisten cuando hay un bautismo de algún familiar, un casamiento o el aniversario de bodas o de fallecimiento de un amigo o familiar. Otros participan por costumbre u obligación. Para otros, en cambio, la Eucaristía significa un encuentro con los hermanos, en torno a la mesa de la Palabra y a la mesa eucarística que nos ofrece Jesús; es decir, la Eucaristía representa lo más importante en sus vidas, como dice el Concilio Vaticano II: hacen de la Eucaristía “fuente y cumbre de su vida espiritual” (L.G # 11)

Tratemos de profundizar en la respuesta a esta pregunta a partir de cuatro definiciones:
1. La Eucaristía es una celebración de la comunidad: la identidad del cristiano se funda sobre el reunirse, el hacer comunidad, el ser solidario, el convivir y compartir con los demás. Jesús vivió en comunidad. Dios es una comunidad de Amor. Así, cuando la comunidad cristiana se reúne es para responder a la Palabra de Dios que nos convida. Nuestro estar reunidos es respuesta a Dios que nos convoca. Esto es muy importante porque tiene que ver con nuestra misma vida. Recordemos que necesitamos vivir en comunidad, en comunión con otros, la soledad no es buena para el ser humano.
La Eucaristía comienza con la llamada a ser pueblo de Dios, reunidos por Jesús (ritos iniciales) Se trata de pasar del individualismo a la comunión con Dios, de la dispersión a la unidad, un éxodo de esta tierra a la casa del Padre.
Reunirse para celebrar la Eucaristía, no significa cumplir con un precepto, sino identificarse como cristianos. Es por lo tanto imposible para un cristiano pasar el domingo sin participar en la asamblea eucarística (lo ideal sería no pasar un día sin asistir a la Eucaristía). La Iglesia no es un movimiento de individuos que hace referencia a Cristo. Ser Iglesia significa responder a la llamada a constituirnos en asamblea reunida alrededor de la Palabra y del Pan. Sólo así la Iglesia se vuelve signo visible de la historia de la salvación, signo del amor de Dios, signo del pueblo de los salvados.
Dice el monje Enzo Bianchi: “no es posible celebrar la Eucaristía a solas, aislándose de la comunidad... pues, la Iglesia no puede renunciar a reunirse si no quiere disolverse” El pasaje de Hch 2, 42 nos explica muy bien este punto con respecto a la Eucaristía.
2. La Eucaristía es el fundamento de la vida del cristiano: La Iglesia vive de la Eucaristía. Por eso, la Iglesia dirige su mirada continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la plena manifestación de su inmenso amor. La sagrada eucaristía, en efecto contiene todo el bien espiritual de la Iglesia; es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo (Ecclesia de eucharistia # 1)
Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan.
La Eucaristía no es una devoción, sino que es parte de un proyecto: cuando creó al hombre, Dios ya tenía en su corazón la Eucaristía. La Eucaristía crea la vida de la iglesia; pero como la Iglesia somos nosotros, entonces nos da la vida a nosotros.
Todo lo que uno vive en su rutina diaria recibe sentido y es iluminado por la Eucaristía, Vida que entra en la vida. Descubriendo la Eucaristía como misterio, descubrimos quién es Dios, quienes somos nosotros: criaturas hechas hijos y amados por El.
Dejemos de sentirnos solos, abandonados, condenados a vivir una vida sin sentido, como si fuéramos fichas perdidas en un tablero. La Eucaristía da sentido total y pleno a nuestras vidas, nos da sentido de la fraternidad, de la gratuidad, del encuentro con Dios, de la acción de gracias. La Eucaristía crea una dinámica nueva en nuestra vida. San Juan nos explica muy bien en el capítulo 6 de su evangelio la importancia de la Eucaristía en nuestra vida.
3. La Fiesta de la Pascua: En la última cena, Cristo instituyó el sacrificio y convite pascual, por medio del cual el sacrificio de la cruz se hace continuamente presente en la Iglesia cuando el sacerdote, que representa a Cristo, realiza lo que el mismo Señor hizo y encargó a sus discípulos que hicieran en memoria de él.
Jesús escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado a sus discípulos en otro momento: dar su Cuerpo y su Sangre (Mt 26, 17-29; Mc 14, 12-25; 1 Co 11, 23-26) Al celebrar la última cena con sus apóstoles, en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio sentido definitivo a la Pascua Judía (Ex12, 1-28) En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino (C.I.C # 1339-# 1340)
4. La Eucaristía es un sacrificio: La Eucaristía es el sacrificio de la Cruz que se perpetúa por los siglos. Esta verdad la expresan bien las palabras con las cuales, el pueblo responde a la proclamación del " misterio de la fe " que hace el sacerdote: " Anunciamos tu muerte, Señor”.
Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de su Señor, se hace realmente presente este acontecimiento central de salvación y " se realiza la obra de nuestra redención”. Este sacrificio es tan decisivo para la salvación del género humano, que Jesucristo lo ha realizado y ha vuelto al Padre sólo después de habernos dejado el medio para participar de él, como si hubiéramos estado presentes. Así, todo fiel puede tomar parte en él, obteniendo frutos inagotablemente.
¿Qué más podía hacer Jesús por nosotros? Verdaderamente, en la Eucaristía nos muestra un amor que llega " hasta el extremo " (Jn 13, 1), un amor que no conoce medida.
La Iglesia vive continuamente del sacrificio redentor, y accede a él no solamente a través de un recuerdo lleno de fe, sino también en un contacto actual, puesto que este sacrificio se hace presente, perpetuándose sacramentalmente en cada comunidad que lo ofrece por manos del ministro consagrado. De este modo, la Eucaristía aplica a los hombres de hoy la reconciliación obtenida por Cristo una vez por todas para la humanidad de todos los tiempos. En efecto, " el sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio”.
Por todo lo anterior, es que se hace muy necesario formarnos en este tema, bien sabemos que la falta de formación es la principal causa de que muchos sientan apatía por asistir a la Misa o asisten sin poner atención. Entre más nos formemos en el tema de la Eucaristía más vamos a comprender su significado y así la podremos vivir intensamente, sin importar quien la celebre, quién cante, con qué amigos voy, etc.

Fuente Temas de formación para jóvenes – Pastoral Juvenil de Coyuca