¿Qué es la Cuaresma?

martes, 16 de febrero de 2010



Iniciar y vivir la Cuaresma no puede quedarse sólo en una serie de ritos, prácticas y devociones.
La Cuaresma es el “tiempo de gracia y salvación” que Dios nos ofrece para que edifiquemos en nuestra vida una fe que nos permita cobijarnos de la intemperie y de las inclemencias que el mundo nos presenta, del mismo modo que un hogar nos protege de los elementos externos.
Este tiempo de gracia pide de nosotros un compromiso de ponernos manos a la obra.

La Cuaresma es un tiempo de oración, ayuno y entrega a nuestro prójimo, en este periodo se nos da la posibilidad de prepararnos para la Pascua realizando un discernimiento de nuestra vida. Pero ¿Qué es realmente la Cuaresma?

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y para vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos, día que se inicia la Semana Santa.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

40 DÍAS
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

"Por eso, la liturgia cuaresmal nos invita (...) a rechazar el pecado y el mal y a vencer el egoísmo y la indiferencia. La oración, el ayuno y la penitencia, las obras de caridad con los hermanos, se transforman así en senderos espirituales que debemos recorrer para volver a Dios". Benedicto XVI

Durante la Cuaresma, Dios nos llama especialmente a convertimos de nuestros pecados y a vivir como verdaderos discípulos de Jesús. Es decir, Dios nos llama a recuperar el ritmo y el estilo de vida de un verdadero creyente, que sea consciente de la vocación que ha recibido en el Bautismo.

La Iglesia propone tres formas tradicionales y de profundas raíces bíblicas para vivir pedagógicamente esta conversión: la oración -como forma de recobrar el diálogo de amistad con Dios, perdido con el pecado-; la limosna -como expresión de solidaridad con los más pobres, en los que Cristo prometió estar presente; y el ayuno -como actitud de no vivir apegados al propio interés y egoísmo, sino abiertos a los demás-.

Dios se hace especialmente cercano en este tiempo. Que su Gracia, el don de la Eucaristía, nos dé ánimo para que esta tiempo que hoy comenzamos dé lugar a que podamos celebrar la Pascua con la alegría que nos da el tener una fe robusta, bien cimentada, apoyada en la Roca que nunca falla: Jesús Resucitado.