Cómo leer la Biblia

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Este artículo, propone algunos pasos para trabajar un texto. Son pasos similares a los que propone la Lectio Divina, un método para rezar con la Biblia que se puede utilizar cada vez que se la lee.

Primer paso: Gustar la lectura de la Biblia
Buscar un lugar y un tiempo apropiado para la lectura de la Biblia. No es necesario estar de pie para escuchar la lectura, es necesario estar cómodos y en un lugar silencioso. Buscar una traducción apropiada, que podamos entender bien (de ser posible que no sea una fotocopia sino la Biblia).


Segundo paso: Oración
Realizar una pequeña oración para que el Espíritu Santo nos ilumine y la palabra que vamos a escuchar llegue al corazón. Esto predispone para escuchar lo que Dios va a decirnos y nos hace tomar conciencia que la lectura que vamos a hacer no es una lectura común; que no es lo mismo leer libro que leer la Biblia.


Tercer paso: Leer (veamos un ejemplo)
Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». Jesús dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: «Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido». Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse». Lucas 15, 1-7
El texto se debe leer con claridad y de corrido, sin interrumpir y luego se vuelve para explicar. Es decir que cuando se termina de leer, no se cierra la Biblia, se mantiene abierta para poder releer lo que sea necesario. Si se hace de memoria, se pierden palabras y situaciones importantes.


Cuarto paso: ¿Qué dice?
En este momento se debe analizar el texto teniendo en cuenta que fue escrito en una cultura muy diferente a la nuestra. Por lo tanto, es necesario ir conociéndola para poder interpretar el mensaje. En el texto que pusimos como ejemplo, habrá que explicar qué es una parábola, qué actividad desarrollaban los pastores, quiénes eran los publicanos, los fariseos y los escribas. Es bueno motivar para que se utilice la imaginación, ubicarse en el lugar, cómo estarían dispuestos, dónde estaría ubicado cada personaje, por qué Jesús escuchó que hablaban de él.
Hay cosas que el Evangelio no dice, pero que podemos suponerlas (sabiendo que estamos imaginando), y nos ayudan a «entrar» en situación. Luego, mediante preguntas, se va recordando el texto: ¿Cuáles son los personajes? ¿Qué estaban haciendo? ¿Qué dicen los fariseos y escribas de Jesús? ¿Cómo reacciona Jesús? ¿Qué dice la parábola? ¿Cuál es su mensaje?


Quinto paso: ¿Qué me dice el texto?
En este paso se relaciona lo que dice el texto con la propia vida. ¿Critico como los fariseos y los escribas? ¿Me creo, como ellos, más que los demás? ¿Cómo reacciono cuando hablan mal de mí? ¿Qué hago con el que se aparta? ¿Soy capaz de perdonar? ¿Salgo al encuentro del que se equivocó?
Y luego de responder personalmente, nos preguntamos ¿qué nos dice, ese mismo texto, como grupo o comunidad?
Hay que dejar que la palabra de Dios nos diga lo que ella quiere decirnos. Hay veces que no queremos escuchar o que le hacemos decir a Dios cosas que no dice. Al leer la palabra hay que ponerse en predisposición para que diga lo que quiera decirnos.


Sexto paso: Responder
Este es el momento de decirle a Jesús qué vamos a hacer con su palabra. Cómo la vamos a poner en práctica, si vamos a intentar vivir como él nos pide, si vamos a seguir meditando su palabra porque todavía no la comprendemos o si no estamos de acuerdo con su mensaje.
Por ejemplo, hay mucha gente que no está de acuerdo con perdonar a todos y que, por más que lo intente, no puede perdonar algunas ofensas que ha recibido. En realidad, lo que estamos haciendo es rezar, hablar con Dios motivados por la lectura de su palabra.


Séptimo paso: Contemplar
Hacer silencio para que lo que hemos leído llegue al corazón. En este momento cada uno puede elegir una frase del texto y decirla en voz alta como si fuera una oración, sin necesidad de dar explicaciones de por qué la ha elegido. En este punto deberíamos sentir gozo por la lectura y porque Dios se nos revela y nos habla.


Octavo paso: Vivir
Es decir, llevar la palabra a la vida y hacer carne lo que hemos leído y meditado. Que esa palabra no sea algo que guardamos en la memoria, sino que es algo que se hace vida en nosotros. Que seamos capaces de recordar en los momentos que sean necesarios esta palabra de Dios.