lunes, 6 de septiembre de 2010
Sin dudas una de las propuestas más atractivas que tuvo la última Expo Pastoral ha sido la capilla móvil Santa Familia de Nazaret y la persona del p. Pascual Di Saverio, hermano franciscano de un gran espíritu y fortaleza misionera. No podíamos dejar pasar por alto una nota a este sacerdote italiano radicado en la Argentina desde mediados de la década del 70 y que ha sido uno de los fundadores del Monasterio de las Hermanas Clarisas de Púan, un pedacito de cielo en la tierra como lo dice siempre el p. Ernesto Mendiondo y que recomienda visitarlo.
Son varios los pringlenses, jóvenes y adultos, que han hecho retiros espirituales en el lugar y han quedado maravillados por el monasterio y por la predicación de estos retiros a cargo de los hermanos franciscanos.
Antes de su retorno a Púan para participar de un encuentro de hermanos franciscanos, conversamos con el p. Pascual sobre cómo nace la idea de la capilla móvil. Esta es su historia.
“La capilla móvil es una gracia de Dios porque es una idea tan sencilla y espontánea que no puede ser otra cosa providencial. Nunca pensamos que iba a tener una recepción y un significado tan profundo,” así respondía a nuestra pregunta, luego añadió que “empezamos con el pensar que mucha gente los fines de semana se aleja de la iglesia, entonces dijimos vamos a arrimar la iglesia a esa gente. Tal es así que cuando hay alguna festividad cívica, jineteada, una fiesta popular, o cualquier acontecimiento que reúna mucha gente queremos poner este signo sencillo de nuestra fe.”
En cuanto al nombre elegido, Santa Familia de Nazaret, “sintetiza –expresaba el p. Pascual- la temática de la familia en la que todos hoy estamos preocupados y apunta al renacimiento y a que mueva a nuestra bendita sociedad para que volvamos a la familia cómo el buen Dios lo pensó y que este signo (la capilla) también ayude a este propósito.”
En cuanto a la construcción de esta capilla, según nos decía nuestro entrevistado la misma “demoró alrededor de 10 años y se comenzó a pensar la idea en el año 2000. A fines del 2002 comenzamos a juntar los materiales y más gente comenzó a sumarse a esta idea,” resaltaba el p. Pascual.
Pero un hecho cambió el concepto con respecto a los materiales que se iban a usar, el mismo fraile franciscano lo relata así: “una noche, después que habíamos juntado unos cuantos elementos, este hermano (refiriéndose a el mismo) tuvo una especie de inspiración: por qué para Dios siempre las cosas viejas? porque con un camión jaula viejo se estaba armando la capilla”.
“Entonces –continuó Pascual- a la mañana siguiente fui junto a Jorge Schell, (un metalúrgico de Púan) que hace cosas muy lindas y le dije: Querido Jorge, de ahora en adelante será todo nuevo del primer tornillo hasta lo último. Y el me dijo: Me parece muy bien”.
Y así se fue armando esta idea con la colaboración de la gente de Púan, de la zona y también con la ayuda que vino del exterior; “y con la gracia de Dios para Pascua del Año del Señor del 2009 pudimos presentar la capilla que fue bendecida por tres obispos: nuestro arzobispo, el obispo auxiliar y el obispo de Santa Fe que estaban de retiro en Púan, y muchos sacerdotes,” señalaba el p. Pascual.
Pero nadie imaginaría lo que vendría después, como el mismo cura lo manifestaba “enseguida nos llamaron de Pigüé para la Fiesta del Omelet, para una jineteada en Carhue, para la Fiesta de la Carbonada en Espartillar, al punto que en la Fiesta del Omelet entraron, en un solo día, 6.000 personas,” un número más que grande.
La gente no oculta su sentimiento cuando visita la capilla móvil, “hay quien sonríe, quien deja caer una lágrima, quien pide, quien agradece y nosotros damos un pequeño signo de presencia con la bendición,” indicaba nuestro entrevistado.
Pero la capilla móvil Santa Familia de Nazaret tiene también, por así decirlo, un sello pringlense: las escultura de Roberto Mandrini, a lo que el p. Pascual expresó: “orgulloso de decir, y si yo fuera pringlense estaría doblemente orgulloso, porque cuando descubrí a Roberto en su genial facilidad de esculpir, tallar, etc., porque en Púan hay 10 o 12 obras suyas en mármol y madera, tal que cuando se habló de la imagen central de la capilla directamente fuimos a ver a Roberto hizo la Santa Familia inspirado en una foto que yo había traído de Italia.
Pero esta no es la única obra del artista de Pringles, el Cristo en la Cruz es escultura suya que sirve también “para celebraciones con jóvenes: la procesión con la cruz se la lleva en andas no parada, en posición horizontal, y es muy lindo. Es una cruz pesada pero deja un mensaje fuertísimo, no solo en los jóvenes sino en todos los que ven el pasado de este amado Jesús crucificado y que pasa entre nosotros y que nos recuerda que el amor lo vence todo y por el amor seremos capaces de sobrellevar el proyecto de nuestras vidas y en el amor nos hundiremos cuando el Señor nos llame de este mundo”, sabias palabras de un hombre que cuando se propone algo para gloria del Señor lo consigue.
Ya finalizando la amena entrevista se despidió de Coronel Pringles con estas palabras: “esta es una comunidad muy sensibilizada, muy bien formada, recordemos al padre Grande, un santo padre, sus frases eran como para esculpirlas; y también el querido padre Vicente y otros sacerdotes que han dado sus frutos aquí y que han hecho de ésta una comunidad especial no por el testimonio de este pobre hermano, que es el último de la fila, sino por aquellos que de algún modo se han acercado a Pringles, en particular de un hermano franciscano que celebró una misa carismática y volvió con una impresión muy positiva, muy consoladora por la respuesta de la gente y por su sensibilidad cristiana de esta comunidad. A ustedes les doy las gracias en nombre de Jesús y una especial bendición.”
Así se despidió el p. Pascual, y Dios quiera lo volvamos a tener muy pronto nuevamente por Pringles con su capilla móvil para que más hermanos se acerquen a la iglesia y gusten del infinito amor que Dios nos tiene.
Publicado en el Diario El Orden el 2 de septiembre de 2010
