Tiempo litúrgico de Cuaresma

miércoles, 17 de febrero de 2010


Los cristianos, como todos los hombres, vivimos inmersos en el tiempo y lo medimos con diversos calendarios (calendario laboral, calendario impositivo, calendario escolar, etc.). De la misma manera, en la Iglesia existe un calendario durante todo el año que incluye épocas determinadas llamadas “tiempos litúrgicos”. Esto es así porque necesitamos ordenar nuestras vivencias de los misterios que integran la fe, y esos misterios, a su vez, se fueron manifestando y desplegando a lo largo del tiempo. Aparecen así fiestas significativas como la Navidad, la Pascua, las fiestas patronales, etc.Particular significado cobran los días en que toda la cristiandad recuerda y celebra los últimos días de Jesús de Nazareth y simultáneamente el acontecimiento que nutre la fe de modo decisivo: la resurrección de Cristo, es decir, su triunfo definitivo sobre la muerte. Son los días que integran la Semana Santa.La Semana Santa no es estrictamente un tiempo litúrgico. Ella se inicia el domingo “de la Pasión del Señor o de Ramos” que está situado dentro del tiempo litúrgico de la Cuaresma. Y este tiempo se extiende cuarenta y tres días desde el llamado Miércoles de Ceniza y hasta el Jueves Santo por la tarde. Todos esos días tienen como finalidad y objetivo preparar adecuadamente a los cristianos para vivir los momentos culminantes de la Semana Santa.

(Extraído del libro Viviendo, paso a paso, la Semana Santa. Ediciones Paulinas. Autor Pbro. Cristian Gramlich Director Nacional de Liturgia de la Conferencia Episcopal Argentina)

 

¿Qué es la Cuaresma?

martes, 16 de febrero de 2010



Iniciar y vivir la Cuaresma no puede quedarse sólo en una serie de ritos, prácticas y devociones.
La Cuaresma es el “tiempo de gracia y salvación” que Dios nos ofrece para que edifiquemos en nuestra vida una fe que nos permita cobijarnos de la intemperie y de las inclemencias que el mundo nos presenta, del mismo modo que un hogar nos protege de los elementos externos.
Este tiempo de gracia pide de nosotros un compromiso de ponernos manos a la obra.

La Cuaresma es un tiempo de oración, ayuno y entrega a nuestro prójimo, en este periodo se nos da la posibilidad de prepararnos para la Pascua realizando un discernimiento de nuestra vida. Pero ¿Qué es realmente la Cuaresma?

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y para vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos, día que se inicia la Semana Santa.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

40 DÍAS
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

"Por eso, la liturgia cuaresmal nos invita (...) a rechazar el pecado y el mal y a vencer el egoísmo y la indiferencia. La oración, el ayuno y la penitencia, las obras de caridad con los hermanos, se transforman así en senderos espirituales que debemos recorrer para volver a Dios". Benedicto XVI

Durante la Cuaresma, Dios nos llama especialmente a convertimos de nuestros pecados y a vivir como verdaderos discípulos de Jesús. Es decir, Dios nos llama a recuperar el ritmo y el estilo de vida de un verdadero creyente, que sea consciente de la vocación que ha recibido en el Bautismo.

La Iglesia propone tres formas tradicionales y de profundas raíces bíblicas para vivir pedagógicamente esta conversión: la oración -como forma de recobrar el diálogo de amistad con Dios, perdido con el pecado-; la limosna -como expresión de solidaridad con los más pobres, en los que Cristo prometió estar presente; y el ayuno -como actitud de no vivir apegados al propio interés y egoísmo, sino abiertos a los demás-.

Dios se hace especialmente cercano en este tiempo. Que su Gracia, el don de la Eucaristía, nos dé ánimo para que esta tiempo que hoy comenzamos dé lugar a que podamos celebrar la Pascua con la alegría que nos da el tener una fe robusta, bien cimentada, apoyada en la Roca que nunca falla: Jesús Resucitado.